Hace unos días debatía con un compañero del sector del Loyalty:
¿Qué aporta un programa de fidelidad realmente?
Y a raíz de esta pregunta estuve reflexionando lo que comparto contigo hoy:
Cada vez estoy más convencido de que un programa de fidelidad tiene como objetivo final conquistar al usuario en toda la fase de su relación con el negocio.
Nos embarcamos en un viaje emocional en la que el cliente tiene y debe percibir el valor diario. En la que se construya una relación real entre sociedad - usuario - marca, en la que los valores de ésta tenga la personalidad suficiente como para ser parte activa.
Un viaje en el que el usuario ya no busca exclusivamente recompensas, puntos o descuentos, sino en el que la personalización, la comunicación efectiva y estrechar lazos con la marca a través de la atención, cuidado y escucha activa son fundamentales.
En el que las Métricas, KPI, marketing y transacciones son clave para el desarrollo efectivo de estrategias de marketing y e-commerce, pero a su vez debemos usar éstas para construir un puente emocional entre usuarios y marca
Branding: Un viaje en el que la marca debe jugar un factor fundamental en la sociedad actual para conseguir la confianza del cliente. Tener su propia voz y parte activa en el desarrollo de sociedades y empresas, porque qué y cómo comunicas es importante.
Estamos involucrados en el desarrollo y la creación del producto, porque tenemos la capacidad de escuchar diariamente al usuario y adaptar, mejorar y crear productos y estrategias que consigan mejorar el valor percibido y aportado, solucionando los problemas del cliente.
Un viaje que además debe ser tecnológico: Abrazar las nuevas tecnologías, mejorar y optimizar procesos, incentivar el uso de los datos para escalar en personalización, incentivar el uso y demanda de la moneda de tu programa y al fin y al cabo, apoyarse en la tecnología para llegar más lejos y mucho más rápido.