Todo el mundo quiere cambiar hasta que hay que hacerlo.
💚 Queremos ser sostenibles,
hasta que te tocan el confort, el margen o los hábitos de siempre.
⚙️ Queremos ser eficientes,
pero que no me toquen mis procesos anticuados, que me lío y por supuesto, enfadas.
🧠 Queremos pensar estratégicamente,
pero llenamos de tareas absurdas al único/a que está intentando levantar la cabeza.
🎯 Queremos construir marca,
hasta que aparece el Excel y le metemos un 70% de descuento a todo.
📊 Queremos usar bien los datos,
pero si hay que recogerlos con cabeza, ya no interesa. ¡Lo importante es vender!
Y en lo personal…
🏃 Queremos estar en forma,
pero no pisamos un gimnasio y nos premiamos y un buen bocadillo de lomo es tu cena predilecta.
🥂 Queremos vivir 100 años,
pero la cervecita diaria “no me la quites, que es mi momento”.
Somos un festival de incongruencias.
Y no me molesta (si lo que haces no me afecte a mi).
Lo que me molesta es tu discurso de cara a la galería.
Lo que me molesta es que hagas perder el tiempo.
Lo que me molesta es que no seamos capaces de poner y decir las cosas tal como son.
Y tú diras, Juanma, ¿y esto que tiene que ver con el Branding?
Mucho
Porque el branding no es un PowerPoint bonito.
Ni un storytelling que queda bien en la web.
Ni un valor pegado a la pared de la oficina.
Branding es coherencia.
Es tener el coraje de sostener tus ideas, incluso cuando jode.
Es hacer lo que dices, cuando nadie está mirando.
Es tener una marca con alma, no solo con claims.
Así que sí, esto va de Branding
Del de verdad.